Existen grupos de riesgo más propensos a sufrir golpes de calor: los ancianos, los niños y quienes trabajan o hacen ejercicios en ambientes calurosos. Sobre cómo se lo percibe, precisó que las señales varían, pero pueden incluir una temperatura corporal extremadamente elevada (superior a 39. °C), piel enrojecida, caliente y seca, pulso rápido y fuerte, dolor de cabeza palpitante, mareo, náuseas, confusión y pérdida del conocimiento.

Si se observa alguno de estos síntomas, puede que se trate de una emergencia, por lo que se debe pedir a alguien que solicite ayuda y asista a la víctima llevándola a un área sombreada y tratar de bajarle la temperatura utilizando cualquier método disponible, como sumergirla en agua fría, rociarla con agua fría con una manguera de jardín, aplicarle compresas de agua fría, envolverla en una sábana mojada y abanicarla vigorosamente, no ofrecer de beber a la víctima si está inconsciente y conseguir asistencia médica lo antes posible.

En el caso de los niños: ofrecer frecuentemente líquidos (agua o jugos naturales) y a los lactantes el pecho, no ofrecer bebidas muy azucaradas ni muy frías, no ofrecer comidas calientes y pesadas, incorporar mayor cantidad de sal que lo habitual, bañarlos o mojarlos con frecuencia, evitar juegos o actividades físicas, seleccionar lugares frescos y ventilados y vestirlos con ropa amplia, liviana, de algodón y de color claro.

Para jóvenes y adolescentes se recomienda que no tomen bebidas alcohólicas, evitar que realicen esfuerzos físicos intensos, seleccionar lugares frescos para descansar, sentarse o recostarse cuando sientan mareos.

Para los ancianos: es importante que descansen en lugares frescos y ventilados, desabrigarlos y ofrecerles líquidos aunque no manifiesten sed.-

 

 

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