Nada detiene la suba de combustibles y alimentos, y las tarifas se liberan en la transición. Esperan que Alberto Fernández ponga el freno de mano.

Especulación y acolchonamiento, descongelamiento de tarifas, subas constantes de precios e incertidumbre acerca de qué otras políticas le quedan por adoptar antes del 10 de diciembre al actual gobierno nacional en materia de precios de bienes y servicios y las variables que los alteran, sólo arrojan una sola certeza: el bolsillo de los asalariados se seguirá achicando, más allá de las expectativas en cuanto a las decisiones que podría tomar ni bien asuma el presidente electo, Alberto Fernández, como la desdolarización de la energía, la revisión de la herencia tarifaria de la gestión de Mauricio Macri y el pacto social.

Por lo pronto, sobre el escenario post elecciones generales ya venían ensayando y finalmente debutaron los precios de la especulación en medio de una innegable crisis económica. “Se echan andar rumores de todo tipo, como el de un congelamiento, que apuntan a que los proveedores armen listas de precios con valores altos para acolchonarse”, advirtió el titular del Centro Unión Almaceneros de Rosario, Juan Milito.

Para el dirigente de los pequeños y medianos comerciantes locales, estas especulaciones, que se traducen en las dificultades que dicen tener algunos comerciantes mayoristas para “poner precios” a los productos, tienen un alto componente de posicionamiento de cara a un futuro acuerdo social. “Son una muestra de que Alberto Fernández, el presidente electo, no tendrá tregua. Desde un primer momento habrá presiones de los grandes formadores de precios para pujar por la distribución del ingreso”, dijo el titular del centro que agrupa a titulares de almacenes y autoservicios. Es que hay mayoristas que aseguran que “no hay precios reales” debido a la incertidumbre provocada por la especulación y el acolchonamiento. “Es una discusión importante porque indican que no habrá tregua, el nuevo gobierno deberá enfrentarse inmediatamente con estas presiones sobre la distribución del ingreso”.

Milito recordó que, dentro de un escenario de alta inflación que lleva varios años, los precios se dispararon después de las Paso del 11 de agosto, como consecuencia de que el gobierno nacional dejó correr el dólar. “Las medidas como la rebaja temporal del IVA para algunos alimentos quedaron diluidas por las remarcaciones de los últimos dos meses, en octubre hubo una ola de incrementos en los primeros quince días que no bajaron del 10% y llegaron hasta el 22% en algunos casos”, describió.

Desde el 28 de octubre pasado, un día después de las elecciones generales que consagraron a Alberto Fernández como presidente, volvió a aparecer la presión sobre los precios. El gobierno saliente descongeló algunas tarifas, como la de las naftas, mientras que se superpusieron aumentos de las prepagas, con incrementos de bienes básicos, como el pan y la carne.

Pan

Tras la devaluación de agosto pasado, la industria panadera aumentó los precios y los fue retocando, conforme aumentan sus insumos básicos, especialmente la harinaSegún asociaciones de panaderos, hay falta de entrega y un incremento en el precio de hasta el 30%, algo que se deduce se trasladará al precio del pan, que en el mostrador. El kilo de pan oscila entre los 70 y 90 pesos en Rosario.

“Nuestro insumo principal, la harina, hoy cuesta 1.250 pesos la bolsa de 50 kilogramos: ha aumentado un 80% en el transcurso de este año, mientras que el resto de los productos que necesitamos para la elaboración como grasa, margarina, levadura, ha aumentado más o menos en la misma proporción y hasta el 100% en algunos casos”, señaló Gerardo Di Cosco, presidente de la Asociación Industriales Panaderos y Afines de Rosario.

Pese a los aumentos que se vienen aplicando en el precio de la harina, que “antes de las elecciones subió un 15% por las dudas, por pura especulación y después volvieron a retocar un poco el precio, más otro esta semana,” el dirigente dijo que no se prevén grandes incrementos al menos en el corto plazo. Es que “no nos queda otra que ir absorbiendo esos incrementos porque la gente no tiene dinero, no entra a los negocios, vienen a comprar con los pocos pesos que les queda en el bolsillo. El sector registra una caída del consumo en el orden del 40% este año y que no se ha podido recuperar”.

Además, “teóricamente a fines de noviembre tendría que empezar a bajar el precio de la bolsa de harina porque entra la cosecha nueva de trigo, pero estamos entre tanta incertidumbre, no podemos garantizar que ello ocurra. Nosotros no pensamos en aumentar porque los mostradores están muertos y encima tenemos que competir con la ilegalidad terrible que hay en la calle”, dijo Di Cosco, en alusión a “la gran cantidad de panaderías que cierran, y que si siguen trabajando adentro, para dejar de pagar impuestos. De allí que a esta altura no se puede contabilizar la cantidad de cierres. El resto, los que seguimos, estamos endeudados, con boletas de servicios impagables pese al congelamiento de la electricidad y del gas, haciendo planes de pago y con dificultades para pagar al personal. Llegamos a un cuello de botella que nos está asfixiando”, comentó Di Cosco.

“La industria panadera, que ya venía en crisis especialmente en este último año y medio, y más profundamente después de la última devaluación de agosto pasado, hoy ya está en una situación terminal. Cada dos panaderías, hay una que no puede afrontar las deudas que tiene. Si en el corto plazo, cuando asuma el nuevo gobierno, no hay políticas económicas urgentes para las pymes y los que vivimos del mercado interno, no sé como vamos a seguir subsistiendo”, advirtió el dirigente, y adelantó que desde ya las asociaciones de panaderos federadas están diseñando un proyecto y a la vez contactando a referentes de la próxima gestión de gobierno para implementar a partir del 10 de diciembre un precio de pan promocional y un pan dulce “digno para que las familias lleven a su mesa en las fiestas, fresco y artesanal”.

Carne

La situación de las carnicerías no difiere de la de las panificadoras, respecto de la absorción de los aumentos de la hacienda en pie que se vienen registrando como la del viernes previo a las elecciones generales, de un 18%, y que “nosotros trasladamos al consumidor no más de un 10% a 12%, como mucho, la semana pasada”, dijo el titular de la Asociación de Carniceros de Rosario, José García. Esa suba “la esperábamos para mediados de noviembre, pero la incertidumbre y un poco la especulación, miedos del productor, hicieron un combo y se adelantó”, acotó.

El dirigente explicó que en adelante el precio de venta de carne vacuna al público dependerá del impacto de las lluvias de los últimos días y del comportamiento del mercado, “para ver si sigue ingresando una cantidad más o menos razonable. Está faltando oferta debido a que los feedlots están al 40% a 50% de su capacidad, por mayor exportación que si bien no tiene que ver con el consumo, incide. El novillo pesado arrastra a todas las categorías”, dijo y estimó que si bien “no veo que (el precio) sea para la baja, por lo menos se mantendrá, aunque en este país hay que ser mago para saberlo”.

García señaló que en lo que va del año a las carnicerías “nos aumentaron casi el 43% de los recios y de eso hemos trasladado, como mucho, el 31% a los mostradores”. Si bien el precio del dólar, los combustibles, tarifas y alquileres “hacen al costo, la hacienda el pie es la que lo determina, más allá de las otras variantes”.

Respecto del consumo, el titular de la Sociedad de Carniceros explicó que “en los últimos 10 a 12 años el de cerdo era de 2 a 3 kilos por habitante por año y hoy está en cerca de los 20 por año. Eso da cuenta de una merma del consumo de carne vacuna: estamos en las mayores bajas históricas con un consumo de 50 kilos por habitante por año, mientras el pollo se mantiene desde hace muchos años en 45 a 48 kilos por habitante”.

El precio de la carne de cerdo “está muy cerca de la vacuna, que está en 340 pesos y el pollo está tres veces por debajo, a 110 pesos el kilo y no ha variado mucho desde el año pasado, cuando para las fiestas estaba a 90 pesos el kilo.

“El panorama está muy complicado para los comercios pequeños que dependemos del bolsillo de la gente y afrontamos costos muy elevados de energía, impuestos, alquileres. Estamos siempre esperando que se revierta la situación, lo cual no veo que se dé de un día para el otro, no creo que suceda algo fantástico. Mientras tanto, los grandes grupos económicos siempre están por encima nuestro y las carnicerías siguen absorbiendo las subas para que no se nos achique la venta que tenemos”, concluyó García.

Prepagas

“Entre tantos golpes que vienen sintiendo los bolsillos de los argentinos, las cuotas de las prepagas aportan su granito de arena. La gestión de la Alianza Cambiemos permitió que se llevaran a cabo aumentos desmedidos en las cuotas que pagan los afiliados a las empresas de medicina prepaga, que tuvo como resultado incrementos en la rentabilidad de las prestadoras, en detrimento del poder adquisitivo de los afiliados”, señaló el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) en un informe especial del mes pasado correspondiente a la región de Santa Fe, elaborado en base a datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y al Ministerio de Salud de la Nación.

Por diferentes razones muchas personas y familias están afiliadas a empresas de medicina prepaga que vienen trayéndoles dolores de cabeza a la hora de pagar por el servicio. Además de los aumentos de precios, en ocasiones se redujo la calidad, cubriendo menos prestaciones y medicamentos o con coaseguros más elevados. En la antesala de un nuevo aumento de 12% pautado para diciembre, el informe ofrece una observación acerca del alcance de este tipo de cobertura sobre la población de la ciudad de Rosario y analiza los aumentos autorizados en las cuotas de prepagas en relación a la evolución salarial.

“Mientras entre 2012 y 2015 el promedio de aumentos anuales de cuotas de empresas de medicina prepaga autorizados fue de 25%, entre 2016 y 2019 será de 43%. El mayor aumento anual de los últimos 8 años será el de 2019 que, incluyendo el aumento de 12% autorizado para diciembre, acumulará en el año 61%. Durante la gestión de Cambiemos, los aumentos autorizados en cuotas de prepagas superaron continuamente a los aumentos salariales: las cuotas superaron a los salarios por 10 puntos porcentuales en 2016, 5 en 2017, 11 en 2018 y proyectamos que lo harán en 12 durante 2019”, indicó el Ceso.

El centro de estudios concluyó que “cada vez es más difícil sostener el costo de una Prepaga. Mientras que en 2016 los aportes al sistema de salud de un trabajador en relación de dependencia alcanzaban para cubrir la cuota de una prepaga, hoy dicho trabajador debe pagar un saldo por encima de la derivación de aportes para mantener el mismo plan. El aumento del desempleo y del empleo informal, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y el incremento de las cuotas de medicina prepaga presiona sobre el sistema de salud público de Rosario. Durante el primer trimestre de 2019, el 29% de la población depende del sistema público de salud”.

En tanto, “entre el primer trimestre de 2017 y el de 2019 cayó la población que posee servicios de salud privados y creció la población con obra social y la que no posee cobertura. La utilización de obra social creció 4 puntos porcentuales; la cantidad de rosarinos que no poseen cobertura creció 3 mientras que cayó otros 3 para quienes poseen sólo servicios de salud privados. Se redujo también en 3 puntos porcentuales la población que posee tanto obra social como servicios de salud privado. Los jóvenes son los más afectados por la falta de cobertura: 4 de cada 10 menores de 18 años no tiene cobertura médica alguna”.

Desafíos a partir de la herencia macrista

La herencia del gobierno de Mauricio Macri plantea al futuro gobierno de Alberto Fernández fuertes desafíos inflacionarios, cambiarios y tarifarios, y no se descartan sorpresas a un mes de su asunción. Es que “terminó el período de meter los problemas debajo de la alfrombra y usar artillería para ganar votos entre las Paso y las generales, y el actual gobierno tiene que empezar a ajustar algunas variables que no se habían aplicado desde el dólar a $45, entre ellas el precio del combustible que ya subió 5%. Todavía falta lo que se viene en materia de luz y de gas, más un 22% de esta última tarifa que no está actualizada”, detalló el economista Cristian Nieto, economista del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz.

Para cumplir con el objetivo de desdolarizar los precios de los combustibles y tarifas “se tiene que partir de una fuerte decisión política porque si bien hay precios internacionales de referencia de combustible o de energía, la verdad es que Argentina tiene la capacidad de autoabastecerse de luz, gas y petróleo, sumado a la reserva de dólares que tenemos en Vaca Muerta. Argentina no es un país que necesita importar si se hacen las inversiones necesarias”, explicó.

“Desregular y fijar márgenes acordes a la economía argentina, aplicar subsidios para que aumente la inversión y prospere Vaca Muerta, sin duda será necesario para el próximo gobierno. Es preciso sacarlo de la lógica de mercado internacional porque Argentina tiene características que no tienen otros países de Sudamérica. Con Vaca Muerta puede ser exportador neto de combustibles de gas y petróleo. Además, el 60% de la electricidad que consumimos en nuestros hogares está producida con gas que alimentan las turbinas de las centrales termoeléctricas, de allí que el precio del gas incide en el precio de la energía”, explayó.

Sobre cuál sería el impacto de la desdolarización de servicios para los usuarios, Nieto estimó que “si se ajustan a los precios internos, por lo menos se van a detener los aumentos.

El próximo presidente de los Argentinos asumirá con “una inercia inflacionaria fuerte, que este año va a terminar con cerca de un 60% y con mercado cambiario muy tenso, por toda la presión devaluatoria que va a tener con todos los repagos de deuda, con la parte de emisión de leliq y con el dólar blue como pautas de preceptos del mercado cambiario, y como Macri dolarizó los principales insumos críticos de la economía como combustible, luz, gas, alimentos, hay presión constante sobre esos bienes”.

“Además de la deuda pública y los servicios públicos dolarizados, empieza la presión fuerte sobre el dólar blue: si hay una diferencia de un dólar alrededor de $60 y $80 el blue,habrá una presión devaluatoria fuerte y representa un nuevo cálculo especulativo que es lo que vimos prácticamente en 2014 y 2015 en los últimos años de kirchnerismo. Eso sería un problema más a los problemas que ya va a recibir Alberto Fernández”.

“El alto endeudamiento del sector público y en dólares, la economía con el nivel de inflación más alto de los últimos tres años, el peor nivel socioeconómico de los los últimos 15 años: desempleo, nivel de pobreza, casi 3 millones de argentinos pasando hambre, empresas que cierran todos los días o que presentan concursos preventivos de quiebra, plantea una situación complicada para el punto de partida. Y más aún teniendo en cuenta que el futuro presidente va a dirigir Argentina en un mundo totalmente diferente a 2003 porque el precio de los commodities no es tan alto (la soja ya no está a u$s600 sino a u$s230), una guerra comercial entre China y Estados Unidos, una Latinoamérica que ya no tiene la sintonía política de aquellos años, sino que tenés a Bolsonaro, a gobiernos en Perú y Chile todavía fuertes, con un posible gobierno de Uruguay también de derecha. O sea que va a recibir una Argentina plagada de desafíos”.

En cuanto a los precios de los bienes de consumo, Nieto se refirió al proyecto de un pacto social entre gobierno, empresas y sindicatos “para que haya un acuerdo de definición de los márgenes de ganancias y la estabilidad de precios, Argentina lo necesita para poder crecer. Es que hace más o menos un año y medio que el país no tiene referencia de precios. No sabemos cuánto salen las cosas: claramente nosotros sabemos que está caro”.

En ese sentido consideró que el país “crece cuando se estabiliza el mercado cambiario, porque un dólar a 60 está más que holgado para que Argentina crezca. Los argentinos compran dólares para ahorrar y pagan sobreprecio porque saben que lo que paga hoy va a estar más barato en el futuro. Hay que romper esa dinámica”, concluyó.

Servicios: fin de las treguas

En diciembre terminan las “treguas” en los tarifazos de electricidad y gas. Desde ya, de cara a los próximos tres meses y de no mediar intervención alguna de la futura gestión de Alberto Fernández, el aumento más cierto se verá en enero en la boleta del gas. El servicio eléctrico no reporta aún novedades y hay un compromiso del actual gobierno provincial de no aplicar subas este año, lo cual no quita que la mayorista Cammesa aplique un ajuste de acuerdo a las previsiones nacionales (alrededor de un 30%)y que éste, a su vez, tenga un impacto directamente proporcional en la tarifa del agua, al ser la electricidad su principal insumo para la potabilización.

Los surtidores se adelantaron al vencimiento del plazo de 90 días de congelamiento y el primero de este mes subieron un 5% y “van a seguir aumentando. Estimo que se vendrá otro ajuste de entre el 4% a 5% a partir del 14 de noviembre que es la fecha con la cual se cumple el decreto (de congelamiento de tarifas). No sé qué hará el gobierno saliente y el entrante, supongo que seguirán atando al precio lo cual no es bueno para nosotros y para las petroleras, pero tendremos que hacer sacrificios si es que es bueno para el país”, consideró Daniel Giribone, presidente de la Cámara de Estaciones de Servicios, Garajes y Afines de Rosario (Cesgar).

Por otra parte, “en el corto plazo, antes del 10 de diciembre y los primeros días de enero el actual gobierno nacional ya tiene programado el incremento de las tarifas de gas. El porcentaje no está difundido, pero ya lo tiene establecido y no creo que sea inferior al 90% de este año”, explicó Juan Alcaraz, abogado de la Multisectorial Contra los Tarifazos.

Además, “en los diciembre, enero y febrero se va a sentir un incremento del precio del gas por la decisión del gobierno antes de las Paso de descontar un 22% en las tarifas del gas en los meses de mayor consumo, que en realidad no es un descuento sino un traslado a la factura del período estival, más los intereses correspondientes”, explicó Alcaraz.

“El presidente electo ya anunció que pretende desdolarizar de las tarifas, porque la gente percibe sus ingresos en pesos y paga tarifas en dólares, por lo que cada vez que sube la divisa, se da un tarifazo. Igualmente tanto a nivel nacional como provincial trascendió que harán un estudio integral tarifario”, comentó el abogado de la multisectorial, que al cierre de esta edición aguardaba la respuesta a un petitorio de cese de cortes hasta el 10 de diciembre elevado a Litoral Gas y EPE, mientras que Aguas Santafesinas no lo recibió, por lo que se radicará en Enress.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *