No siempre y aunque haya tal vez, montones de estos ejemplos, los hijos suelen heredar algo de sus progenitores.
La profesión, la personalidad, el parecido físico o el mismo deporte que practicaron en su juventud y acá nos detenemos.
Ocurre también que, los hijos superan lo mostrado por sus padres o viceversa, porque en muchas ocasiones, los jóvenes no lo hacen con la misma pasión, aunque el talento esté impregnado en sus genes.
Estas dos hermosas historias que hoy distinguen el deporte de nuestra ciudad, contienen todos esos condimentos, pero con herencias bien representadas y reunidas por el básquetbol.
Fabián Gorosito y Juan José Alonso, en Central Argentino Olímpico y en Atlético Ceres Unión, respectivamente, brillaron en sus momentos como jugadores y ambos disfrutan del presente deportivo de sus hijos.
El capricho del destino o vaya uno a saber qué, desde muy pequeños, una calle, separa a los hermanos de sus clubes y del lugar donde aprendieron a picar una pelota.
Porque se criaron enfrente y cada vez que se cruzaron o se cruzan a tirar al aro, llevaron y llevan consigo, una mochila llena de sueños e ilusiones.
El legado se manifiesta en su máxima expresión y los enorgullece profundamente, porque debe ser una inmensa satisfacción para ellos, verlos hacer lo que aman y de la manera que lo plasman.
Augusto y Manuel Alonso, Juan Sebastián y Nazareno Gorosito, le dan sentido claro a esta actualidad.
Todos ellos, lograron objetivos muy importantes en baloncesto y no necesariamente, a partir un resultado.
Fueron y son figuras en sus clubes, integraron seleccionados regionales, provinciales, nacionales y compitieron internacionalmente.
Respaldados por lo heredado de los genes de sus padres, pero el resto fue responsabilidad y esfuerzo absoluto de ellos, porque al legado lo asumieron en serio y cada uno, nos enaltece en sus respectivos caminos … el baloncesto en su máxima expresión !!!