Según estimaciones de organismos privados, en la ciudad de Rosario existen unas setenta mil (70.000) propiedades ociosas, en las cuales no habitan personas, ni se desarrolla actividad alguna. Muchas de ellas fueron adquiridas por inversores, ya que la inversión inmobiliaria, es una de las predilectas para quienes desean resguardarse de las sucesivas crisis económicas por las que ha atravesado la Argentina.
Hace apenas pocos años, Rosario vivió un boom inmobiliario, principalmente en altura donde se construyeron cerca de cuarenta mil metros cuadrados (40.000 mts2), de los cuales un 30% no ingresaron al mercado inmobiliario.
En la zona aledaña a la ciudad y en su vasta zona de influencia, la actividad agropecuaria posibilitó a propietarios y arrendatarios de campos adquirir numerosos inmuebles y que por dedicarse a otro tipo de negocios, no buscan una renta por la vivienda adquirida y prefieren tenerla deshabitada.
Por una mera cuestión de sentido común, no es llevadero para la convivencia ciudadana y el bienestar general, que existan miles de personas sin vivienda y a su vez también igual cantidad de propiedades sin uso, en un suelo urbano acotado, donde la disponibilidad de terrenos para la construcción es cada vez más escasa.
Por el creciente déficit habitacional el Concejo Municipal resuelvio solicitar a la Legislatura Provincial la adhesión a ley N° 23.091/84, al efecto de establecer gravámenes diferenciales a viviendas ociosas sin moradores, propietarios o inquilinos, con el objeto de propender a la incorporación de las numerosas unidades deshabitadas que existen en la ciudad y que podrían ser afectadas al mercado inmobiliario.