Pese a la victoria y el gol de Messi, la imagen del partido fue otra. Y no me refiero al ambiente de cancha Argentina que por momentos tuvo el Maracaná. Parece una utopía ser argentino, asistir a un partido de tu amado país en ese templo del fútbol, en un Mundial, y quedarte dormido antes del descanso, el pachorra los puso pachorra con su mala táctica.

Por cierto, de Messi buenos síntomas, al menos durante cuarenta y cinco minutos. En la primera mitad, cabeza gacha, muchos balones perdidos y no le llegaba la pelota con un Di Maria extraño, Tras el descanso, el cambio de esquema de Sabella, que abandonó la línea de cinco colocando a Higuaín de nueve y sacando a Campagnaro,  Argentina, que ya se había adelantado a los dos minutos de juego gracias a un gol en contra de Kolasinac. El tanto de Messi, su segundo gol en un Mundial, clásico eslalon desde la banda diestra hasta la medialuna del área para colocar un  imparable disparo al palo y adentro.

Toneladas de ayuda divina necesita esta Argentina si quiere ser campeón.

Y Señores mientras este Bilardo en el medio de todo esto seguirá metiéndose y queriendo intervenir en el equipo, lamentable pero se nota su mano sus cabalas y sus malos concejos a los técnicos de turno.

 

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