La aplicación de agroquímicos es un tema de debate social en la actualidad que involucra actores y dimensiones diversas. Convocada por el Ministerio de Agricultura de la Nación y el INTA, se realizó hoy en la Experimental de Rafaela una jornada abierta. Más de 100 personas entre representantes de organizaciones, funcionarios, políticos, profesionales, medios de comunicación, productores, comerciantes, industriales, docentes, estudiantes, se encontraron para ver, escuchar y debatir la cuestión.

La jornada “Buenas prácticas en la aplicación de agroquímicos. Estrategias para minimizar el riesgo sobre la sociedad y el ambiente” comenzó en el campo, con la intención de asistir a una aplicación (de agua, simulando la aplicación de agroquímicos) terrestre y aérea, que llegaría minutos más tarde para mostrar la “deriva en el campo”. Se trata del tema clave en la aplicación de agroquímicos desde una mirada sustentable y de minimización de riesgos, según los disertantes que expondrían más tarde, en el salón.

Silvio Bonafede, como Presidente del Concejo Municipal de Rafaela, abrió el encuentro en el lote agradeciendo la invitación a un evento “tan interesante”, en nombre de todos los concejales –muchos de los cuales se encontraban presentes-. Contó que en la ciudad está previsto el tratamiento de una modificación de la ordenanza que regula las aplicaciones en los bordes urbano rurales (BUR) y en ese marco, el encuentro resulta “sumamente apropiado”

Jorge Villar, Director del INTA Rafaela y anfitrión, hizo hincapié en la estrategia de trabajo del INTA en el centro de Santa Fe, promoviendo tecnologías de producción que incluyen el cuidado del ambiente y la salud de la población. “Seguiremos trabajando para la convivencia entre el campo y la ciudad”, dijo. Un concepto que volvería a remarcar en el final, colocando a esta jornada como una acción más dentro de las muchas que se están desarrollando con este enfoque desde la Experimental.

Lucrecia Santinoni, del Ministerio de Agricultura de la Nación, agradeció al INTA Rafaela por permitir desarrollar esta 11° jornada en el que consideró un “nudo neurálgico en materia de producción agropecuaria”, basadas en un documento elaborado por el Ministerio con la participación de distintas organizaciones, sobre las buenas prácticas de aplicación. Al final del encuentro, resaltaría que se trata de una problemática compleja en la que existen muchos argumentos que debemos escuchar. “Lamentablemente algunos faltan sistemáticamente a la cita y nos perdemos la consideración de sus argumentos en el debate”.

Luego de la demostración a campo de la aplicación terrestre y área, vendrían las charlas cortas en el salón. Allí estuvieron Carlos D’Angelo, de la UNL, quien habló de ordenamiento territorial participativo, una propuesta que implica un abordaje complejo de la problemática, con la inclusión de las diferentes perspectivas que “entendemos que es posible complementar”. “Estamos en un modelo productivo que se apoya en el uso de agroquímicos. Es un modelo eficiente, pero generador de problemas” Desde esta perspectiva, las prohibiciones solas no alcanzan para resolverlo y lo que se propone es un sistema de gestión local, consensuado, verificable en sus cumplimientos, reordenable. Un modelo apoyado en la comunicación y que requiere básicamente compromiso político para echarse a andar.

Rafael Abal, de Casafé, profundizó en las definiciones de los productos fitosanitarios y plaguicidas y en el concepto de Buenas Prácticas como manera de fomentar el “uso responsable”. Comparó la toxicidad de diferentes tipos de productos que utilizamos normalmente para relativizar el concepto de toxicidad y compartió con los participantes la evolución que tuvieron los productos de banda verde (biológicos) en relación a los banda roja (químicos más peligrosos) en los últimos tiempos.

Por la misma vía se condujo la charla de la médica toxicóloga Mirta Ryczel. “No existen productos inocuos, en nuestras casas se utilizan los mismos productos que en el campo” dijo. Y presentó datos que muestran que más de la mitad de las intoxicaciones son accidentales y el 99% se producen en nuestras casas.

Rubén Massaro, investigador y capacitador del INTA Oliveros que se dedica desde hace años al tema, hizo hincapié en la interacción de los componentes de la aplicación. “Las cosas no están aisladas. Clima, técnica, producto, dosis, se relacionan y producen efectos” Eficacia, reducción de la deriva tendiente a 0 (“un tema clave del que prácticamente no se habla en la Argentina”, dijo) y autonomía del equipo de aplicación son componentes que deben abordarse juntos en esta instancia. Según Massaro, “debería estar legislada la forma de pulverizar en las áreas críticas”.

Al final, Federico Elorza, de Casafe, fue el encargado de mostrar los resultados de la aplicación simulada en el campo (ver aparte) mediante la exposición de las tarjetas, para dar paso luego a las preguntas al panel, que fueron varias y sobre distintos puntos.

Al final, en el cierre institucional, Federico Landa (Casafe), Liliana Principi (Ministerio de la Producción de Santa Fe), Marcelo Ortenzi (de la Municipalidad de Rafaela), Lucrecia Santinoni (Ministerio de Agricultura de la Nación) y Jorge Villar (Director del INTA Rafaela) se sentaron a la mesa.

Landa valoró el nivel del intercambio alcanzado y la predisposición al diálogo. “Desde la industria creemos que este es el camino”. Principi dijo que “desde el Ministerio provincial estamos trabajando en los BUR, buscando consensos”. La provincia tiene 362 localidades y más de 250 con ordenanzas. “Cuanto más actores participan, menos conflictos” aseguró desde su experiencia la Subdirectora de Agricultura y Sanidad Vegetal. Ortenzi compartió el saludo del Intendente y su apoyo a esta iniciativa: “Me voy satisfecho y agradecido”. Por su lado, Santinoni enfatizó que son muy conscientes de que se trata de una problemática de múltiples aristas y que empezar por la deriva tiene que ver con que se trata del punto de mayor conflictividad. “Como bien dijeron, cuando hay un problema hay que empezar por reconocernos y escucharnos”. Algo de eso pasó esta mañana en el INTA. “Muchas gracias a todas las instituciones presentes. Fue un placer abrir las puertas de nuestra casa para tratar este tema. Ojalá nos llevemos cosas que sirvan para avanzar hacia la sustentabilidad” sintetizó Villar, el Director del INTA Rafaela, como cierre del encuentro.
En el campo

Con la conducción de Federico Elorza, de Casafe y Rubén Massaro, del INTA Oliveros, se realizaron en el lote una aplicación terrestre y un área. Con la participación de veedores del público, se colocaron tarjetas hidrosensibles (que permiten evaluar la deriva de los agroquímicos en el campo) cada 10 metros hasta los 200 (ya que el documento del Ministerio recomienda 100 metros de exclusión en la aplicación de agroquímicos para las aplicaciones terrestres y 200 para las áreas), que luego fueron presentadas en las conclusiones finales en el salón. Antes se mostraron las formas correctas de proceder para la aplicación en todo el proceso, desde las normas de protección del aplicador hasta el triple lavado y deposición de los envases que establecen las normas IRAM.

Los resultados mostraron que con una temperatura de 28°, 51% de humedad, 10 km/h de velocidad de viento la deriva fue como máximo de 60 m en la aplicación aérea y de 10 m en la terrestre. “Muy por debajo de los límites de 100 y 200 m que indica el documento del Ministerio”.

Cambiar la forma de trabajar.

“Lo que se va afuera del blanco” dijo Massaro respecto del tema clave de la aplicación, que es la deriva. El blanco es el lote, el lugar en el que “queremos aplicar” el agroquímico para proteger determinado cultivo. La deriva puede ser endo o exoderiva, depende si cae en el lote o fuera del mismo, afectando a otros organismos (animales, cultivos, humanos) a los que no debería llegar. Para evitarla, lo más importante es “cambiar la forma de trabajar”. En la jornada se mostraron las formas de hacer bien lo que hoy se está haciendo mal.

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