El sector disidente de la Unión Cívica Radical se expresó unánimemente diferenciándose de la cúpula partidaria por el rol que juega el partido en cambiemos.
Ayer por la tarde, una multitud de partidarios y dirigentes radicales entre los que se encontraban Ricardo Alfonsín, Juan Manuel Casella, el diputado nacional Miguel Bazze, el diputado provincial y ex-vicegobernador de Santa Fe, Jorge Henn, y representantes radicales de la mayoría de la provincias argentinas, se reunieron en el salón principal del comité nacional de la UCR de Buenos Aires para debatir la postura que debe tomar el partido dentro de la alianza cambiemos.
Del encuentro, donde se criticó duramente el gobierno nacional, surgió la necesidad de realizar una movida interna con el objetivo de “preservar la identidad y la vigencia del radicalismo”, porque “la UCR se ha convertido en un partido sin voz, sin opinión conocida, sin comunicación con el pueblo y un partido que no se expresa, pierde vigencia y representatividad”.
Los dirigentes en rebeldía, quieren defender las bases fundacionales del partido que “nació como la causa de los desposeídos” y reclaman, entre otras cosas, la implementación de «políticas de distribución del ingreso que promuevan el mayor nivel de igualdad posible».
Al respecto, el ex-vicegobernador de la provincia explicó que «el votante radical no está conforme con este gobierno. La situación de la UCR tiene nombre y apellido: es Ernesto Sanz el responsable del desastre que se hizo en la convención de Gualeguaychú, cuando se decidió aliarse a un partido de derecha como el pro».
A su vez, los dirigentes piden «una rígida separación entre la gestión de gobierno y los intereses privados de los gobernantes», en clara alusión al escándalo político que se produjo tras conocerse el acuerdo entre el Gobierno y el Correo Argentino.
Henn sostuvo que «ese conjunto de valores presente en los gobiernos de derecha en el mundo entero nunca podrán ser los mismos que representen a la UCR. O al menos, a los sectores de la UCR que nos identificamos con el ideario socialdemócrata alfonsinista, y que creemos en el desarrollo de la economía con una fuerte presencia del estado y a la democracia como el único espacio posible de convivencia, sin discriminación ideológica alguna».
«El radicalismo tiene que prepararse, si fuera necesario, a perder elecciones, ése no es el problema, lo que no podemos hacer es avalar políticas de derecha” concluyó Henn parafraseando una “máxima” de Raúl Alfonsín.