¿Siente agotamiento crónico en el lugar del trabajo que no sabe manejar con éxito? ¿Tiene una falta de energía extrema, aumento de la distancia mental respecto al trabajo y ha visto disminuir su eficacia profesional? Usted está quemado y la Organización Mundical de la Salud (OMS) acaba de reconocerle como enfermo laboral: sufre el síndrome de “burnout”.
El Dr. José Domínguez, médico psiquiatra y miembro del capítulo de Trastornos de Ansiedad de APSA, sostuvo al respecto que el síndrome de “burnout» o de «la cabeza quemada», «lo conocemos hace décadas, pero la novedad es que la OMS lo incluyó dentro de la lista de patologías oficiales, que no estaba».
«Es algo que, si bien puede ser un trastorno de estrés crónico, en este caso puntual tiene más que ver con trabajadores de la Salud en la gran mayoría de los casos, que tienen este cuadro de estrés que, con el paso del tiempo, se agrava si no se trata», manifestó Domínguez.
Y agregó: «Puede haber otros tipos de factores que también sumen, pero lo que ocurre muchas veces (en el área de Salud) es lo que se suele escuchar de que un sólo trabajo no alcanza, entonces uno se sobreexige, corre de un trabajo al otro, las guardias son muy prolongadas, la cabeza quemada tiene que ver con la sobreexigencia».
Y ejemplificó: «El ejemplo clásico del médico de guardia que a cualquier hora recibe un caso difícil que viene muy cargado de angustia y se tiene que hacer cargo de todo».
«Llega un momento en que ni el cuerpo ni la cabeza aguantan», sentenció Domínguez y reveló que «puntualmente, en psiquiatría, desde la Asociación Argentina de Psiquiatras se han hecho trabajos estadísticos y dio que un 30 por ciento de los psiquiatras tienen el síndrome de la cabeza quemada, uno lo naturaliza de tal manera que cree que es parte de la vida de uno y no ve que necesita ayuda».
Para finalizar y respecto a los síntomas que despierta el síndrome, el médico psiquiatra y miembro del capítulo de Trastornos de Ansiedad de APSA, detalló: «Se ven muchas alteraciones del sueño, hay pacientes que pasan muchas horas despiertos, se notan alteraciones emocionales y cambios en el carácter, la persona se vuelve más irritable, hay distracciones y dificultad para concentrarse».